Sabe que es ella. De inmediato la reconoce. Sin recordar las veces anteriores en que la contempló de lejos. Sin tiempo apenas en el primer instante para pensar en el escritor, que a partir de ese momento le ayudará a tratar de que también sea suya. Ajena e indestructible. Como sabe por primera vez que será siempre. Ella que golpea el fondo del yate, a la que se entrega con una mezcla de impotencia y alegría que no logran opacar los tres vasos de Johnny Walker Etiqueta Negra a la roca. Ni el mareo que llega poco a poco, que resiste porque sabe lo espera desde que se negó a ponerse un parche la noche anterior y luego el otro que le ofrecieron al subir. Terco en su intención de sentirse indefenso, como ahora se siente. Pese a los dos motores poderosos que sin derrotarla logran avanzar en su contra. Y el estar sentado en el segundo piso. Sin atreverse a bajar a cubierta o subir al puesto de mando. Ella, la Corriente del Golfo.
El cayo tiene una playa larga, que se extiende por toda su costa. Puede recorrerse en una mañana, ya que mide casi 4,4 kilómetros de largo y 3,2 kilómetros de ancho. Su suelo apenas se eleva a unos 18 metros sobre el nivel del mar. Nada dificulta el andar, porque su vegetación se limita a la hierba de duna y el lino de la costa, la uva caleta y el hicaco. Aquí y allá aparecen palmas de pequeño tamaño. Al poco rato de caminar surge una laguna, que cubre casi toda su superficie. En ella abundan los peces y las tortugas, Nadie va allí a pescar. Son especies menores y los pescadores prefieren el mar.
—¿Qué sentido tiene todo esto? —Bejor se le ha acercado al verlo detenerse. Se sientan en el suelo arenoso
—Dinero.
—¿Cómo?
—Me pagan bien por este reportaje. Quería hacerlo desde mi casa, pero me dijeron que si no venía se lo daban a otro.
—Bueno, entonces para usted esto tiene sentido. Pero yo maldigo la hora en que me metí en este enredo.
Bejor Asseo era judío pero maldecía. También comía carne de cerdo. Eso lo supo después. El día que Morales le dijo a Bejor que cocinara, ya que alardeaba de ser tan buen cocinero. Morales sacó un costillar de la nevera del yate. “Lo hizo para humillarme, pero se jodió. A mi qué coño me importa cocinar cerdo u otra cosa. Para la cantidad de bichos raros que he comido en tantas guerras que he estado”.
—¿Por qué vino entonces?
—No quiero dejar solo a Morales. Me tiene que devolver las piezas. Si lo dejo solo y me desentiendo de este rollo lo va a tomar como excusa. Entonces se hace el ofendido y no me da las piezas.
—Puede demandarlo.
—No creo en abogados. Tampoco en jueces. Al final, se queda con las piezas.
Bejor era el propietario de una de las mejores colecciones de artefactos de la cultura taína del mundo. Eso era lo él decía. Lo que venía repitiendo desde que se montó en el yate.
—Se las presté como parte del proyecto. Para que las tuviera en su casa por un tiempo. Así él podía exhibirlas y pasar como un especialista en las culturas aborígenes. De lo contrario, nadie iba a financiarle esta expedición. Dijo que me iba a pagar. Me las alquiló. Pero cuando le dieron el dinero no me devolvió nada. Tampoco me pagó. Ahora dice que me va a pagar el doble cuando venda la película. Llevamos una semana dando vueltas como idiotas por estas islas de mierda, y no veo que tenga un plan ni nada por el estilo. Estamos perdiendo el tiempo.
—A lo mejor tiene un plan y no quiere decirlo.
—¿Qué plan ni un carajo? Es un imbécil. Y más imbécil fui yo en prestarle las piezas.
—Como Colón.
—¿Cómo?
—Como Colón. También tenía un plan y no se lo dijo a la tripulación. Somos la tripulación de Colón.
—Colón era un buen cabrón ¿Sabe que era judío?
—He oído decir eso. También que era cubano.
—¿Cómo?
—Colón era cubano.
—Está bueno eso. Así que Colón era cubano. Peor que un judío. Entonces sí estamos jodíos. De verdad que estamos jodíos.
Cree ver una luz y comienza a llamar a la tripulación, que se agolpa sobre cubierta. Otros creen verla también. ¿O lo dicen sólo para congraciarse con su jefe? La visión se repite. Luego se aferrará a lo ocurrido para reclamar los 10.000 maravedíes, ofrecidos por los Reyes al primer expedicionario que divisara tierra. Un gesto de avaricia. Posiblemente. Lo criticarán por ello. Ese día el sol se había puesto a las 5:30 p.m. El “crepúsculo náutico” —que marca con su culminación el comienzo de la oscuridad total— ocurrió a las 6:15 p.m. Soplaba un viento que se conoce como “alisio reforzado”. Ese es un viento que levanta gran oleaje en el mar, pero que no afecta a las carabelas, porque lo llevan de popa mientras avanzan rumbo oeste. A esta hora se encontraba a unos 81 kilómetros de la isla Watling. Distingue las luces a 10:00 de la noche, cuando ha rebasado la zona del litoral del este y está pasando por el sur de la isla. Dos horas después de la medianoche, la tierra aparece a la distancia de dos leguas. Decide esperar hasta el amanecer para tomar posesión de la tierra en nombre de la corona española. La nombra San Salvador. No sabe —lo sabrá después pero nunca le importará— que esa tierra ya tiene nombre: Guanahaní en el lenguaje de los lucayos. El nombre, sin embargo, será importante siglos después, cuando los historiadores no se pongan de acuerdo en identificar a Guanahaní, y disputen su origen en varias islas, islotes y cayos.
No era porque estaban sentados en la popa del yate. Cada uno con un trago en la mano. Tampoco porque eran los únicos que aquella mañana decidieron permanecer a bordo. No desembarcar en esa otra isla y dedicar el día a caminar, a posar con mapas en la mano delante de la cámara de vídeo digital. Fingir que cribaban la arena y descubrían cerámicas aborígenes. Piezas de la colección de Asseo enterradas un rato antes por Morales.
En 2007 el realizador Manoel de Oliveira se empeñó en un proyecto singular: dar una muestra de que Cristóbal Colón era cubano y de las obsesiones que se derivaban de ello: Cristóvão Colombo - O Enigma. Moriría ocho años más tarde, en 2015.
Hay varias Cuba. No solo una isla y un archipiélago sino también dos pueblos y un poblado. Un pueblo es el cubano y el otro el cubense; en el poblado no hay cubanos.
Una isla en el Caribe, una villa en Europa, una pequeña población en Estados Unidos, con más pasado que futuro.
En la película, Oliveira —quien hasta morir a los 106 años en Oporto, el mismo lugar donde había nacido en 1908, pudo ufanarse de ser el director de cine más longevo existente, y de realizar varios filmes meritorios aunque casi nunca extraordinarios— se refiere a la Cuba portuguesa.
La trama de Cristóvão Colombo - O Enigma se fundamenta en Cristovão Colon (Colombo) era Português, del historiador lusitano Manuel Luciano da Silva y su esposa Silvia Jorge, quienes sostienen que el descubridor nació en la localidad de Cuba, en la región portuguesa de Alentejo. Uno de los argumentos que esgrimen es, precisamente, el hecho de que Colón le otorgara ese nombre a la mayor de las islas descubiertas en su primer viaje. Pero la hipótesis parte de un dato erróneo: Colón bautizó a Cuba con el nombre de Juana.
Algunos estudiosos argumentan que el nombre de Cuba deriva de una voz indígena, “Cubanacán”. También está el hecho de que Colón escribiera en su Diario de Navegación, refiriéndose a “otra isla grande mucho, que creo que debe ser Cipango, según las señas que me dan estos indios que yo traigo, a la cual ellos llaman Colba”. (A partir de esa primera mención, el almirante comienza a mencionar siempre a Cuba, como el nombre que le dan los nativos a la “isla grande”, por lo que se considera un error esa primera referencia).
Pese a que llama Juana a Cuba, no por ello Colón deja de usar el segundo nombre para referirse a la isla. Juana, por otra parte, no resulta una nominación afortunada. El almirante dice que lo hace en memoria del Príncipe de Castilla, Juan. Aunque el Príncipe de Castilla no era el único con ese nombre, ya que también por entonces estaba Juan II de Portugal. Además, la hija de los Reyes Católicos se llamaba Juana. Y fue precisamente Juana, Reina de Castilla, quien se casó con Felipe el Hermoso, archiduque de Austria; tuvo con él un hijo, el emperador Carlos V, y fue encerrada al morir su esposo en una historia de amor y traición que le ganó para siempre el apodo de “Juana la Loca”.
Sin duda, el rey Fernando no estaba muy contento con llamar Juana a Cuba, porque ya viudo, el 28 de febrero de 1515, dispone cambiarlo por Fernandina.
Este nuevo nombre tampoco logra imponerse y Cuba termina siendo Cuba.
La tesis más favorecida es la de que la palabra Cuba tiene un origen siboney o taíno, pero difieren las interpretaciones de su significado, así como las variaciones del nombre.
El gentilicio tiene también una historia de cambios y dificultades. Está unido a la idea de nacionalidad y no comienza a ser utilizado hasta el siglo XIX. Somos antes indianos, isleños y criollos, pero no cubanos.
Por su parte, la Cuba portuguesa se llama así por la existencia de agua en el lugar, rodeado por una zona desértica. Esa agua se encuentra recogida en grandes agujeros, que hacen la función de enormes cubos. Una cuba en portugués es una tina.
La tesis del supuesto origen portugués de Colón está vinculada a la hipótesis de que fuera un agente doble al servicio de las dos metrópolis peninsulares. Primero apareció en el libro Cristóvão Colombo, agente secreto do rei Dom Joao II, de Mascareñas Barreto, publicado en 1988. Luego en la obra de Luciano da Silva. Entre otros datos se apoya en un hecho curioso: al regreso de su primer viaje de descubrimiento, el navegante llega a Lisboa y tras pedir ver a “su” rey Juan II, pasa una semana en palacio antes de ir al encuentro de los Reyes Católicos, para rendir cuenta de sus hallazgos.
En Miami, el capitán Jorge Navarro Custín, un exoficial de la marina mercante cubana exiliado en Miami, décadas atrás publicó en el Diario Las Américas dos artículos sobre la “cubanidad” de Colón.
La película de Oliveira —quien al estrenó declaró que la película no tenía pretensiones científicas ni históricas, sino que era “una ficción de tenor romántico, evocadora de la gesta del descubrimiento de América”— fue rodada en locaciones de Estados Unidos y algunos sitios de Portugal, como la isla de Porto Santo (Madeira) y la propia villa alentejana de Cuba.
Cristóvão Colombo - O Enigma fue estrenada en el Festival de Venecia de 2007, donde recibió el premio Bisato de Oro, otorgado por la crítica independiente. La cinta no es una biografía de Colón sino una evocación novelística de la empresa del descubrimiento. Manuel Luciano, quien había emigrado a Estados Unidos en 1940, regresa a Portugal para reanudar los estudios y se casa con Silvia. Vuelve a Estados Unidos una vez graduado de médico, pero en sus viajes se muestra más interesado en la investigación histórica que en su carrera, en especial el lugar de nacimiento de Colón. Cree encontrar la solución al enigma en la isla de Porto Santo, donde vivió Colón.
De Oliveira es un director para minorías, por lo general intelectuales, y lo que podría llamarse una figura de culto. Sus películas son en ocasiones demasiado discursivas, pero en conjunto es un director con una filmografía interesante y más de un logro. No es un realizador capaz de conquistar un gran público, pero más de una gran actriz de belleza y prestigio ha preferido trabajar con él (Catherine Deneuve, Stefania Sandrelli, Irene Papas, Leonor Silveira). Sus cintas han sido nominadas en importantes festivales internacionales pero no galardonadas, quizá con excepción del premio del jurado en el festival de Cannes por su cinta La lettre, basada en la novela La Princesse de Clèves, de Madame de La Fayette. Sin embargo, en su país durante décadas fue el director más premiado. Algunos portugueses dicen que también el más “odiado” entre los creadores jóvenes, porque siempre conseguía una mayor ayuda financiera para sus filmes, y por supuesto dejaba a otros con menos.
El origen “cubano” de Colón ha sido en buena medida una operación de mercadeo turístico. En octubre de 2006 el periodista español José F. Ferrer se trasladó a esa pequeña villa de unos 5.000 habitantes y escribió un reportaje sobre lo que fue posiblemente uno de los momentos más importantes de la historia del lugar. El sábado 28 de octubre, justo 514 años después de que Colón descubriese la isla caribeña, la ministra de cultura de Portugal, Isabel Pires de Lima, inauguró el primer monumento dedicado al descubridor en suelo lusitano. “Un monumento en la villa —explicó entonces Ferrer— donde los defensores del origen portugués de Cristóbal Colón sitúan su nacimiento”.
Ferrer es un periodista español con una singular curiosidad por historias en que el tema cubano aparece tangencialmente. En una ocasión escribió en El Mundo sobre una cooperativa cañera española que en 2000 cultivaba unas 1.000 hectáreas de tierra entre Motril y Salobreña, una zona que en una época llegó a llamarse “la pequeña Cuba”. El ingenio de Salobreña, en Granada, España, el último que quedaba funcionando en Europa, cerró en 2006.
Pero hay además otra Cuba: un yacimiento petrolero y ser un cruce de caminos.
Desde la época en que los indios recorrían praderas y terrenos montañosos— definieron la existencia de esta Cuba, que para quienes nacieron en la isla puede ser considerada la Otra Cuba o la Tercera Cuba, si no se olvida a la portuguesa.
Thomas Taylor, alcalde del poblado, afirma que Cuba se desarrolló a partir de los senderos que los nativos americanos recorrían a pie. Los indios daban vueltas alrededor del área donde el petróleo brotaba en un diámetro de apenas unos 20 pies. Se cree que los aborígenes colocaban sus mantas encima de la fuente de combustible, y dejaban que se empaparan en el líquido, para luego utilizarlas con fines medicinales.
En 1627 el sacerdote franciscano francés Joseph de la Roche d’Allion recorría la región con el objetivo de evangelizar a los indios hurones, cuando fue conducido al yacimiento. Se considera que el testimonio escrito del sacerdote registra la primera vez que se dio a conocer la existencia de un yacimiento de petróleo en el hemisferio occidental, de acuerdo a Cuba Centennial: 1850-1950.
El historiador David Crowley considera a Cuba un punto esencial, desde el cual iniciaban las peripecias del viaje quienes viajaban del este al oeste, en busca de un lugar donde vivir, encontrar fortuna y algunas veces la muerte. A medida que el movimiento de los pioneros fronterizos fue creciendo, Cuba se encontraba allí, dice Crowley. La historia de Cuba aparece detallada en un artículo escrito por John Loyd en el Olean Times Herald.
El lugar es famoso por su queso cheddar. No se conoce de la presencia de cubanos en la zona.
—Bueno señores, y ahora una última pregunta: ¿Traen armas?
—No.
Ese es otro de sus problemas: ser siempre lento y apresurarse cuando no hay que apresurarse. Ve como sus compañeros empiezan a depositar sobre la mesa una Glock 19, una Beretta 92FS, una Walter PPK, una Bronning A-Bolt y un Colt 1119AM, calibre 45. No basta con las pistolas y el revolver. También aparecen la carabina Winchester, Model 94 Tradicional-CW, calibre 30-30, con un magazine 44 Remington, y el fusil Bronnig A-Bolt, con cartuchos 12" 25-06 Remington.
Todos sacan las licencias correspondientes. Se siente desnudo.
—Bien señores. Todo está en orden. Muchas gracias y que tengan una estancia placentera en Nassau.
Los aduaneros vuelven a darle la mano al grupo. Salen y saltan al bote, que se aleja rápido. El yate entra lentamente en la bahía y se dirige a uno de los muelles. No es de los primeros en salir. Lo hace luego que el capitán y su ayudante terminan de amarrar la embarcación. Colocan en uno de los costados el grueso cable eléctrico. Desenrollan una manguera para limpiar la embarcación. Busca un taxi para dirigirse al casino. No hay ninguno libre. Dos que han salido antes que él tomaron el último momentos antes. Se dispone a esperar cuando ve que el taxi retrocede y sus compañeros de viaje le dicen que monte. Se niega. Cuando le insisten teme ser descortés y se une a ellos. Le prometen que luego de comer irán a jugar. Se alejan del puerto para yates de recreo y atraviesan por calles de viviendas humildes. El automóvil se detiene ante una especie de almacén. No escucha la música que sale del local, pero tampoco logra escapar del estruendo.
—Esto es mejor que el casino —le dicen a la vez sus dos compañeros. Uno paga la entrada. El portero le acerca un puntero electrónico, del que ve salir un diminuto rayo laser. Pasa por un detector que enciende una señal de color verde y sigue adelante. Con ellos ha entrado varias muchachas, que estaban en la puerta del local. Se da cuenta que sus acompañantes también les han pagado la entrada a ellas, porque las mujeres no se separan del grupo. Una se acerca y le dice:
—I want fuck you.
—How much a blowjob? —le responde.
—One Hundred.
—Do you have a friend?
—Girlfriend o boyfriend?
—Fucking bitch. You and another fucking bitch?
—Two Hundred. Three for licking you ass too.
—OK. Three Hundred, fucking bitches.